Aunque la esencia y la pasión de esta ciudad gaditana poco tienen que ver con la exactitud matemática, su fórmula es de una completitud científica: si sumamos unas playas maravillosas a unos espacios naturales bellísimos, lo dividimos por un patrimonio histórico milenario, lo multiplicamos por una gastronomía que hace rugir estómagos y lo elevamos al cubo con las bodegas tradicionales, el resultado no puede ser más redondo.
Cosas que hacer en El Puerto de Santa María
A quién queremos engañar, en cuanto llegues querrás bajar a las fantásticas playas de arena fina a dorarte bajo el sol gaditano y tomarte un tinto de verano con un plato de cazón en adobo, aunque las costas de esta ciudad también son perfectas para practicar deportes náuticos. Si te apetece adentrarte más en la naturaleza, justo al lado está el Parque Natural de la Bahía de Cádiz, con sus pinares y marismas.
Después puedes adentrarte en la historia de la ciudad, que arranca con el yacimiento arqueológico fenicio del Poblado de Doña Blanca, a las afueras, y continúa por las callejuelas del casco histórico, donde pasearás frente a hermosos palacios y monumentos, como el castillo de San Marcos. Cuando termines de explorar sus rincones, pasea por la famosa Ribera del Marisco que, haciendo honor a su nombre, hará las delicias de los paladares más finos.
Para experimentar la esencia de El Puerto no se puede olvidar el flamenco. La ciudad es considerada una de las cunas de este arte y nadie es inmune a los acordes del cante que resuenan en peñas y tablaos. Finalmente, tendrás que visitar alguna de las tradicionales bodegas de la ciudad, que elaboran desde el fino hasta el Pedro Ximénez, y entre las que destaca la mítica bodega Osborne.
Cómo moverse por El Puerto de Santa María
El casco antiguo merece pasearse a pie detenidamente, pero para moverte a otros puntos de la ciudad más alejados dispones de autobuses urbanos. Si, además, te apetece hacer alguna excursión a otras localidades cercanas, puedes llegar en tren a Cádiz o Jerez de la Frontera.