Tarragona cautiva a todos sus visitantes. Esta ciudad portuaria de construcciones romanas, callejuelas antiguas y deslumbrantes playas está a solo una hora en tren de Barcelona y supone todo un regalo para los sentidos. Déjate llevar por su ambiente distendido y adéntrate en su historia milenaria.

Qué hacer

Pasear por las estrechas calles del casco antiguo siempre es una buena idea, pintoresco y presidido por la catedral gótica de la ciudad, con su precioso claustro. Y si buscas restaurantes donde probar y sentir la cultura catalana, Tarragona no te defraudará, no te vayas sin probar un exquisito vermut casero con un romesco de peix en cualquier restaurante de la Rambla Nova. Si te apetece un menú más marítimo, no te pierdas los bares del barrio pesquero de El Serrallo, en el propio puerto de la ciudad.

La ciudad cuenta con numerosos museos, así que la oferta cultural está completa, pero su verdadera joya es su conjunto arqueológico, designado patrimonio mundial por la Unesco, pues, aunque los vestigios están fragmentados, ofrecen una imagen increíble de cómo fue esta ciudad durante el Imperio Romano. Puedes visitar el anfiteatro, el más espectacular, y también las murallas y el circo.

Finalmente, para darte un respiro, busca tu lugar en una de las playas de Tarragona, de arena fina y dorada. Puedes quedarte en la ciudad e ir a la playa del Miracle, pero si sales un poco, hacia el norte, encontrarás tesoros como la playa La Savinosa o Cala Jovera, a los pies del castillo de Tamarit.

Cómo moverse

El centro de Tarragona es compacto y lo mejor es recorrerlo a pie. Para moverte a playas cercanas, puedes utilizar los autobuses o el tren de cercanías, que recorre la costa y llega hasta Barcelona, a solo una hora de Tarragona.