El imponente castillo y las murallas de Peñíscola son una estampa mítica del Levante español, si a ello le sumamos un encantador pueblo pesquero, unas playas de renombre y un ambiente marino y turístico inigualable, es fácil imaginarse porqué es, desde hace décadas, un destino tan codiciado.
Cosas que hacer en Peñíscola
El castillo, que fue construido por los templarios y en el que otros ocupantes fueron dejando sus huellas a lo largo de la historia, se yergue orgulloso sobre un peñón ante el que se rinden las olas del mar. Su recinto amurallado acoge el parque de la Artillería, reconvertido en un jardín botánico con vistas espléndidas, y el casco antiguo de la ciudad, que debes pasear respirando su encanto y su historia.
Este pedigrí milenario de la ciudad no está reñido con el lado más lúdico y relajado que no puede desaprovechar cualquier población bañada por las cálidas y brillantes aguas del Mediterráneo. Puedes dorarte al sol tanto en playas bulliciosas y de arena dorada como en apartadas calas con guijarros. No está de más recordar que, hacia el sur, el municipio linda con el Parque Natural de la Sierra de Irta.
Y como todo destino mediterráneo, Peñíscola no se queda corta en la mesa: arroces, cigalas, suquet de peix, all i pebre de rape… disfruta de estos platos en una placita de la ciudadela o en la playa, arrullado por las olas. Y ya que hablamos de olas, ¿por qué no subir a bordo de una “golondrina” y hacer una excursión marítima?
Cómo moverse por Peñíscola
El casco antiguo está para recorrerlo a pie, mientras que si quieres desplazarte por el resto de la ciudad o a otros puntos de la costa dispones de autobuses. Para llegar a la ciudad desde fuera, puedes hacerlo en tren o en autobús. El aeropuerto más cercano es el de Castellón, pero también puedes llegar desde Valencia o Tarragona.