Esta ciudad es una verdadera joya para los amantes de la historia, tranquila y encaramada en una colina bajo el cielo azul de Castilla. La diversidad de los pueblos que la habitaron ha dejado su marca y puede respirarse en cada rincón. Desde la grandiosidad de sus monumentos hasta el rincón más escondido, Segovia está hecha para ser disfrutada.
Cosas que hacer en Segovia
El casco antiguo de la ciudad está protegido como patrimonio mundial de la Unesco y engloba varias zonas, una de ellas, la judería, merece un buen paseo. Este barrio judío medieval acoge en sus estrechas callejas al visitante, que puede deleitarse entre las antiguas casas, las murallas, las sinagogas y, si sales por la antigua puerta de San Andrés, el cementerio judío de El Pinarillo, al otro lado del río Clamores.
Si sigues avanzando por las tortuosas calles y atravesando plazuelas, llegarás al más impresionante de sus monumentos: el acueducto romano. La perfección de esta infraestructura de más de 2000 años de antigüedad es pasmosa y no te cansarás de recorrerlo y admirarlo desde la plaza del Azoguejo, donde a veces se celebran mercadillos. Por el casco antiguo es fácil encontrar bares con terrazas y mesones donde probar el plato estrella de la ciudad: el cochinillo al horno; prepara tus papilas gustativas para este delicado manjar.
Otra visión que no puedes perderte de Segovia es la del Alcázar, su silueta recortada contra el cielo es de puro cuento. En tu camino hacia allí, puedes curiosear en la Casa-Museo de Antonio Machado y ver los lugares que habitó el gran poeta.
Cómo moverse por Segovia
La mejor forma de moverse por la ciudad antigua de Segovia es a pie, además, no hay muchos espacios de aparcamiento, así que lo mejor es olvidarse del coche. Dada su proximidad a Madrid, se puede llegar desde la capital fácilmente, en tren regional o incluso en el AVE, el tren de alta velocidad.