No solo los amantes de la historia disfrutarán en esta ciudad; el sabor medieval y el patrimonio artístico de Burgos deja boquiabiertos a todos los viajeros, sin excepción. Entre las llanuras castellanas se alza una ciudad imponente y de innumerables encantos, tanto para la vista como para el paladar.
Cosas que hacer en Burgos
Burgos es más conocida por su grandiosa catedral, pero antes de explorar las callejuelas que la rodean, merece la pena visitar dos grandes hitos que enmarcan la ciudad: al oeste, el Monasterio de las Huelgas, un convento cisterciense donde los arcos góticos se mezclan con arabescos, y al este, la Cartuja de Miraflores, una auténtica maravilla todavía habitada por monjes cartujos.
Ahora ya puedes adentrarte sin complejos en el casco antiguo, atravesar las históricas puertas de la ciudad, como el arco de Santa María, pasear entre antiguas casonas, como la del Cordón, regalarte en sus bonitas plazas y llegar por fin a la joya burgalesa por excelencia: su catedral. Este templo declarado patrimonio mundial merece que lo rodees primero y admires su arquitectura antes de entrar, una vez dentro, nadie queda impasible ante las innumerables riquezas que alberga.
Para reposar tanta belleza, dirígete a la plaza Mayor y sacia el apetito en los bares de tapeo de los alrededores, la gastronomía burgalesa es contundente y deliciosa, desde el cordero hasta el cangrejo de río y, por supuesto, un exquisito tinto de la Ribera del Duero. Después, puedes dar una refrescante caminata por el paseo del Espolón hasta la imponente estatua del Cid Campeador, un icono de la ciudad.
Cómo moverse por Burgos
El casco antiguo se puede recorrer perfectamente a pie, además de ser lo propio. Para moverte por el resto de la ciudad y a otros puntos de interés, dispones de autobuses urbanos. Para llegar a Burgos, puedes hacerlo al aeropuerto, muy cercano a la ciudad, o en tren. También es aconsejable echar mano del coche, pues explorar la región es más que recomendable.