Calella de Palafrugell es un pintoresco pueblo de pescadores situado en la Costa Brava que ha sabido conservar intacto el antiguo encanto de los pueblos de la zona antes de la llegada del turismo de masas. Rodeado de varias calas, es popular además por acoger una amplia variedad de eventos culturales.
Cosas que hacer en Calella de Palafrugell
Calella se alza en torno a una bahía con formaciones rocosas y pequeñas y magníficas playas, como la céntrica playa de Porto Bo, en la que reposan barcas de pesca varadas en la arena. Junto a ella también hay otras pequeñas calas, como Calau, el Canadell, Port Pelegrí y Port de la Malaespina. Aventúrate y recorre el Camino de Ronda, un antiguo camino de vigilancia que recorre el litoral, hasta la cercana playa de Llafranc, o hasta el Cabo de San Sebastián, al norte. Desde este punto tendrás una vista panorámica privilegiada de la costa.
Si, por el contrario, recorres el camino en dirección sur llegarás al Jardín Botánico de Cap Roig, unos espectaculares jardines con más de mil especies botánicas de todo el mundo y un castillo de tipo medieval en el centro. Aquí se celebra cada verano el popular “Festival de Cap Roig”, que reúne a grandes nombres del panorama musical nacional e internacional.
No te vayas sin recorrer el centro histórico de Calella, con sus calles estrellas y sus tradicionales casas blancas. La Iglesia de Sant Pere de Calella, patrón de los pescadores, data del 1884 y se erige por encima del conjunto de la población. Imprescindible es también el barrio marítimo de Port Bo, y especialmente la calle de les Voltes, que destaca por sus arcadas porticadas del s. XIX, antiguamente usadas como cobijo por los pescadores.
Cómo moverse por Calella de Palafrugell
Es recomendable dejar el coche fuera de las inmediaciones del casco urbano y recorrerlo a pie o en bicicleta. Hay conexión en autobús hasta el cercano municipio de Palafrugell, y la estación de tren más cercana se encuentra en Flaçà. El aeropuerto de Girona está a 51 km de Calella y el de Barcelona, a 140 km.