Si al decir Mallorca piensas en playa y turistas ingleses, piénsatelo mejor: pueblos con encanto como Pollença o Alcudia, paisajes arrebatadores en la sierra de Tramontana, calas vírgenes de aguas turquesas, castillos y cuevas milenarias, golf, kitesurf y esnórquel en Cabrera… y ensaimada, no te olvides de una ensaimada de sobrasada con miel.
Cosas que hacer en Mallorca
Hay que reconocer que el principal atractivo de Mallorca son las playas, es un destino primordialmente de sombrilla y bañador, y con 300 playas donde elegir, no es para menos. Tienes las más bulliciosas de Palma y Calvià, con chiringuitos y tumbonas, pero también las de aguas cristalinas del norte o las tranquilas calas de aguas turquesas de la zona de Manacor; hay para todos los gustos y apetencias.
Como lugar estratégico del Mediterráneo, el hombre no ha pasado de puntillas por Mallorca y la huella de la historia está presente por toda la isla en pintorescos pueblos, monumentos, castillos, iglesias… puedes pasar de un poblado talayótico prehistórico como el de Ses Païses al arte moderno en la Fundación Pilar y Joan Miró. Eso sí, no puedes olvidarte de la espectacular catedral de Palma ni del castillo de Bellver.
Pero igual que en la vida, en Mallorca no está todo en la superficie, la isla esconde cientos de cuevas subterráneas que son un auténtico tesoro. Solo se pueden visitar cuatro, entre las que destacan las Cuevas del Drach, que albergan un lago subterráneo inmenso y una iluminación absolutamente mágica.
Y del punto más bajo, pasamos a los más altos; otro imprescindible de Mallorca es la sierra de Tramontana, no dudes en hacer una excursión y recorrer sus paisajes naturales, como los impresionantes acantilados de Formentor.
Cómo moverse por Mallorca
La isla está bien comunicada mediante transporte público, puedes moverte por los pueblos y playas en autobuses e incluso tren, aunque es fantástico explorarla con total libertad en coche. Para llegar a la isla desde la península puedes hacerlo en avión o en barco.