Demasiadas condiciones por parte del hotel para el servicio que pueden ofrecer. Nos chocó que en su información pusiese algo así como que se reservaban el derecho a echarte por motivos morales o de higiene; si a eso le sumas que las celdas (habitaciones) mucha privacidad acústica no te dan... A partir de las 23 te exigen silencio, pero a las 8 de la mañana es un vaivén de portazos. Las habitaciones se hacen 1 vez cada 3 días, nos enteramos al cuarto, cuando tuve que exigir que nos cambiasen las toallas al menos. Al decirlo dieron parte de ello y cuando volvimos por la noche se habían limitado a dejarnos las toallas limpias encima de la cama. Ni cambio de sábanas (el primer día nos tuvimos que montar la cama y los siguientes hacerla) ni tampoco limpiaron nada, no repusieron geles ni papel higiénico. El personal era amable, el recepcionista nos aconsejó dedicándonos tiempo el primer día. La restauración: carísima y con horario limitado, no pretendas cenar a partir de las 21h30 ni desayunar antes de las 9. Tardas 20’ hasta Pollença y otros tantos hasta el pueblo más cercano dirección Sóller. Puerto de montaña por ambas direcciones, por lo tanto hacer planes de noche es algo arriesgado. Las habitaciones no tienen aire acondicionado, a nosotros nos hizo fresquito por la noche, cosa que agradecimos mucho, por la mañana te despierta el gallo, la Cabra o el campanario a las 9 (o los portazos). Elegimos el sitio por precio, ya que íbamos a dormir y pasar el día completo fuera, pero esperábamos un mínimo algo más pretencioso. Nos exigieron hacer el check-in a partir de las 14 y antes de las 20 y el check-out antes de las 10... No repetiremos, buscaría en cualquier otro lado aunque pagase más.