La magia de estas tierras, sus aldeas, su mar embravecido, su belleza y su historia cautivan al viajero desprevenido y no lo dejarán escapar de esta Costa da Morte, que fue considerada durante gran parte de la historia como el finisterrae, el fin del mundo, el límite más occidental de Europa.
Cosas que hacer en Costa da Morte
La Costa da Morte recibe su nombre por los naufragios ocurridos en sus aguas. A lo largo de la costa encontrarás enormes playas (como la de Carnota o la de O Rostro), pero también escarpados acantilados. Sus fieras aguas golpean la costa bordeada de valientes faros y configuran unos paisajes sobrenaturales.
Se puede remontar la pista de la milenaria historia de esta región hasta los albores de la cultura megalítica; no dejes de visitar el renombrado dolmen de Dombate, de 6000 años de antigüedad. Y para adentrarte en la cultura celta castreña, visita el castro de Borneiro, uno de los más significativos de toda Galicia.
Encontrarás un paisaje maravilloso en la desembocadura del río Anllóns; las vistas del estuario desde el Monte Branco son indescriptibles, y un paseo por la ribera, al alba o en el crepúsculo, es una apuesta segura. Pasar por el cabo Finisterre es imprescindible. El misterio todavía envuelve a este punto geográfico, como la antigua frontera del Mas Allá, y los atardeceres desde el faro son ciertamente cosa de otro mundo.
Por último, no te puedes ir de la Costa da Morte sin conocer su gastronomía, que está íntimamente ligada al mar. Sus mariscos y pescados frescos son inigualables; pulpo, percebes, rodaballo… la lista es tan larga como deliciosa.
Cómo moverse por Costa da Morte
Aunque existen autobuses que conectan distintos puntos de la región, lo más cómodo es alquilar un coche y explorar la costa y sus pueblos a placer.