El precio resulta inmejorable, pero esto no justifica el abandono en que se ha dejado a este establecimiento. Se han reducido hasta la mínima expresión los pequeños 'gadget' con que te obsequiaba el hotel: objetos de limpieza, carpeta, bolígrafo, etc. La sensación general es de suciedad; aunque esté limpio. Para colmo los uniformes y vestimenta de los empleados no han sido planchados desde que reinaba Carolo y no han sido renovados desde que el Cid entró en Valencia.