Hotel bien situado para ver la ciudad. Muy cerca de transporte público. Habitaciones modernas (casi demasiado) pero con escasez de mobiliario. No había ni una silla, ni una mesa. Si te querías sentar debías de hacerlo en la cama. El personal de recepción muy joven. Los chicos, muy amables, nos dieron buenas indicaciones para salir a comer y a cenar. Una chica, de la última noche fue muy poco amable. El bar de la piscina/terraza estuvo cerrado toda la estancia y hasta el último día no nos informaron de que podíamos subir igualmente llevándonos nosotros la bebida. A destacar la comodidad de la cama y la ropa de la misma, de muy buena calidad. Como anécdota negativa: un grupo de clientes del hotel muy jóvenes y ruidosos (ingleses bebidos) que estaban de juerga y uno vomitó en el ascensor. El desayuno muy correcto