La ciudad estudiantil por excelencia es, por lo tanto, bulliciosa, animada y moderna, pero con una historia impresionante allá donde mires, llena de recovecos románticos y tascas y plazas donde maridar el gótico plateresco con un buen vino y un plato de jamón de Guijuelo.
Cosas que hacer en Salamanca
En el casco antiguo de Salamanca sentirás que te transportas en el tiempo, como estudiante aventajado, te dirigirás a la Universidad, la más antigua de España, además de admirar su famosa fachada deberás pasar por la biblioteca, el claustro y el aula Fray Luis de León. Después, estudiarás los edificios históricos, como la Casa de las Conchas, las catedrales (sí, tiene dos) y subirás a las torres de La Clerecía para contemplar la ciudad en todo su esplendor.
En este viaje en el tiempo no debes encasillarte en el papel de estudiante, adquiere también un poco de la picaresca del de Tormes y aventúrate en las tascas, los mesones castellanos y los bares de tapas de la ciudad. Si las carnes de Morucha con una copa de tinto dan paso a un café en la barroca plaza Mayor y de ahí te lías con unas copas en los locales de los alrededores, no te preocupes, la animada vida universitaria de la ciudad te hará compañía hasta las tantas, y acabarás dándolo todo en una capilla medieval convertida en discoteca.
Si te queda algo de energía, puedes rematar la visita con un tranquilo paseo por el Huerto de Calixto y Melibea y refrescarte entre el verdor que lo inunda. Justo al lado, descubrirás el Museo de Art Nouveau y Déco que alberga la Casa Lis, un precioso palacete donde dar un salto en el tiempo para acercarte a tu siglo antes de marchar.
Cómo moverse por Salamanca
Explora el centro de la ciudad a pie, no tendrás ningún problema dada su talla y la belleza de sus calles. Aun así, dispones de autobuses urbanos que recorren toda la ciudad. Puedes llegar a Salamanca cómodamente en tren o en autobús, aunque el coche siempre es una buena opción para explorar la región.